Hace 23 años, viví una herida que cambió mi vida para siempre: el asesinato de mi madre. Era una mujer devota, que nos enseñó a rezar, a ir a misa, a confiar en un Dios que nos protegía. Y cuando ella partió de forma tan dolorosa, mi fe se quebró. Me enojé con Dios, me sentí sola… Desconectada.
Ese fue el inicio de un viaje profundo.
Un viaje hacia adentro.
Comencé a buscar respuestas en la energía, en la vida, en la muerte, en lo que venimos a sanar. Me encontré con los Registros Akáshicos, con los ángeles, con guías espirituales… y fue entonces cuando la Geometría Sagrada apareció en mi camino, como si hubiera estado esperándome todo el tiempo para completar la pieza del rompecabezas que faltaba.
Esa geometría —las formas, los patrones, los números y colores— no eran solo figuras bonitas: eran el lenguaje silencioso del alma. Me ayudaron a recordar que Dios no estaba afuera, lejos, juzgando..., sino adentro y en todo, manifestado en la armonía del universo, en cada célula, en cada espiral de la vida.
La geometría sagrada me devolvió a mí misma.
Y desde ese reencuentro, nació mi misión:
✨ Recordar a otros que también son parte del diseño divino.
Hoy comparto este camino a través de arte, ceremonias, bolsos, meditaciones, trazos y códigos de luz… todo tejido con amor, propósito y geometría viva.
Gracias por estar aquí. Bienvenido a este espacio donde el alma se reconoce en patrones de luz.